viernes, 29 de julio de 2016
LAS DOS HERMANAS
LAS DOS HERMANAS
El anciano rey se paseaba por el salón del castillo sin dejar de pensar en el asunto que tenía entre manos desde hacía algún tiempo.Se sentó en su trono y apoyó su mejilla en su mano derecha.Tenía dos hijas a las cuales adoraba por igual, dos gemelas idénticas como dos rayos de sol, y ahí estaba el dilema, no sabía a cuál de sus hijas le dejaría su trono cuando él muriese.Suspiraba y pensaba detenidamente en las cualidades que cada una de sus hijas poseía, Aika tenía la dulzura de su madre desde que nació y por eso la llamaron así, Aika, que significa "canción de amor". Y a su otra hija, le dieron el nombre de Ady. Le venía como anillo al dedo, ya que Ady era más inquieta y su nombre significa "torbellino". Esa era la pequeña diferencia entre las dos hermanas, por lo demás, las dos eran inteligentes, cariñosas, encantadoras y adoraban a su padre.
El rey,absorto en sus pensamientos, no se dió cuenta de que un criado, haciendo una reverencia, había dejado delante de sus pies un hermoso cofre.
_ ¿Qué es esto? _ preguntó sorprendido el rey cuando se percató del maravillo tesoro.
_Majestad, lo acaban de traer de parte del príncipe Nerto, junto con el cofre han dejado una carta.¿ Queréis que os la lea?.
Y el rey, con un ademán de mano, le dio permiso para que lo hiciera.
Mientras su criado leía, como una estrella fugaz, una idea se le pasó por la cabeza, interrumpió a su criado y le dio la orden de que llamase a sus hijas.
Minutos después, las dos hermosas jóvenes se presentaron azoradas delante de su padre.
_¿Ocurre algo padre? preguntó Ady.
_¿Estás enfermo? dijo Aika.
_¡No, no, nada malo ocurre!, os he llamado, porque quiero que hagáis algo por mí. Sabéis que por igual os quiero a las dos, y no se a cuál de vosotras dejar mi trono. Por eso os voy a proponer un plan.¡ Quiero que me traigáis el tesoro más valioso del mundo!, quien lo consiga, será en un futuro no muy lejano, la reina.
Las dos hermanas se miraron a la cara algo extrañadas, sonrieron y Ady la más aventurera le dijo a su hermana:
_ ¡Por qué no!, ¡puede ser divertido!
Aika no estaba muy segura, su carácter tímido hacía que por unos minutos se pensara bien el plan propuesto por su padre, ella nunca había salido del castillo, sin embargo su hermana iba de vez en cuando con su padre a visitar las tierras del reino. Aún así aceptó. _ ¡Muy bien! dijo el rey contento, _¡ partiréis mañana al amanecer!. Cada una llevaréis un caballo, viajaréis sin escolta y dentro de un año, ese es el plazo de tiempo que os doy, estaréis de regreso en el castillo, y espero que una de vosotras,¡ traiga consigo el tesoro más valioso del mundo!_ Y ahora hijas mías, id a descansar,¡ mañana os espera un gran día!.
Al despuntar el alba, un día cálido de otoño, las dos princesas ya estaban preparadas para emprender el viaje. Su padre les había entregado a cada una un caballo de pura sangre, y cada una llevaba una pequeña alforja solo con lo imprescindible.
El rey colocó un beso en la frente de sus hijas, y con todo el amor del mundo, les deseo buena suerte.
Y de este modo, deseándose suerte entre ellas, comenzaron el viaje, partieron cada una en una dirección diferente, Aika partió hacia el sur, y su hermana hacia el oeste.
El rey permaneció mirando a sus hijas hasta que las siluetas de ambas se hicieron pequeñitas hasta desvanecerse en el horizonte, y así estuvo todos los días, uno tras otro, y pensando_¿como le iría a sus hijas?, ¿y si se había excedido con su idea?. Por Ady no se preocupaba tanto, sabía que era fuerte como él, ¿pero Aika? ella era más frágil.
Todos los días, desde la gran torre, un criado se asomaba para ver si alguna de las jóvenes desengañada volvía de regreso al castillo, y todos los días, le daba al rey la misma información, _ en el horizonte solo se veía el hermoso amanecer de cada día, ni rastro de ninguna de las princesas.
¡ Cuánto echaba de menos a sus hijas!. El rey no tuvo otra opción que armarse de paciencia y dejar que lentamente pasara el tiempo.
Y pasaron las estaciones y por fin llego de nuevo el otoño. El rey en estos días andaba más inquieto, anhelaba con impaciencia ver de nuevo a sus hijas.
Un criado desde la torre divisó a una de ellas, era a Ady a la que su padre abrazo primera, venia más hermosa que nunca y cargada de tesoros por doquier, además de su caballo traía consigo tres mulas más, cargadas de joyas, telas preciosas e innumerables monedas de oro. Su padre estaba feliz, no por todo lo que traía, sino por tenerla de vuelta en el hogar.
Una hora más tarde, llego Aika, venia andando y vestida de campesina.
Su padre la abrazo con un cariño infinito, pensó-¿cuanto habrá sufrido mi hija?- pero al separarse de ella, a Aika se la veía feliz, ¡más feliz que nunca!.
_¡ Contadme hijas mías!-¿Cómo ha sido vuestro viaje?, comienza tu Ady,-¿como has conseguido tantos tesoros?
Este cuento me gustaría que tú, escribieras el final.
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